sábado, 28 de mayo de 2011

capitulo 3.3

Desde que habíamos llegado a Huntington Beach, Jonathan había estado muy borde. Incluso antes, cuando William nos dijo que tendríamos que ir allí.

-No es nada Laia, es solo que has cambiado desde que estamos aquí.

-¿perdona?- Esa afirmación consiguió cabrearme- ¡Eres tú el que está asquerosamente borde!

-¡No es eso Laia! Es que… he estado pensando…

-¿En qué?

-No es el momento Laia… Aun no… Vamos a por la maldita carta.

Seguimos andando. Yo quería saber más, siempre quería saber más, y siempre me quedaba con las ganas. ¿En que había estado pensando? ¿Qué quería decir que YO había cambiado? Se me pasaron tantísimas cosas por la cabeza que olvidé dónde nos dirigíamos, dónde estábamos y para qué habíamos ido hasta allí.

No sé porqué pero una pregunta muy preocupante vino a mi cabeza. Era algo en lo que no me había parado a pensar nunca. Pero… ¿y si pasaba?

-Jonathan ¿Qué vas a hacer si alguna vez todo esto termina? – Tampoco sabía que iba a hacer yo, pero tenía una cosa muy clara: Cualquier lugar excepto Londres. Supongo que Huntington Beach tampoco, porque estaba Melanie allí.

-¿a qué viene eso Laia?

-Pues que tú has estado pensando y yo también, y a mí no me importa dónde hablar de ello.

-Te preocupan cosas muy raras en momentos de lo más inoportunos.

-¿Desde cuándo somos así Jonathan? ¿Desde cuándo discutimos por tonterías como un nombre o por qué te dice un viejo? –Me puse a gritar como una tonta, como una tonta en medio de ninguna parte, ninguna parte que resultaba ser la playa pero yo no me había dado cuenta.  Estaba frustrada. Estaba nerviosa. Odiaba en lo que nos habían convertido, porque eran los demás los que nos jodían la relación cada dos por tres.

Y Jonathan volvió a hacerlo, después de exactamente 20 días volvió a besarme. Esta vez sin manos en el cuello intentando ahorcarme, pero pude sentir lo mismo que la primera vez, solo que con más fuerza.  Me abrazaba tan fuerte que podía sentir su corazón, su respiración… todo.

-Te dije que no podías solucionar todo con abrazarme…

-Lo sé… Por eso te he besado. ¿Ha funcionado?

No sabía que contestarle, ¿Había funcionado? En verdad ya no gritaba. Pero seguía muy frustrada, no había contestado a ninguna de mis preguntas y un beso no iba a solucionar los problemas en los que nos habíamos metido sin querer.

-Todo esto es tan difícil… No sé cómo va a seguir, no sé cómo va a acabar… Y tú no me estas ayudando, Jonathan, son mis padres a los que mataron, soy yo la que “revivió”, y aunque no sé como tú también has acabado involucrado en esto, tu, al menos, sabes todo lo que quieres. No como yo… y encima me mentís y quieres distraerme con un beso.

-Laia, yo no…

-NI se te cruce por la cabeza volver a mentirme.

-¿cómo lo haces?- Ante mi cara de intriga prosiguió- ¿Cómo haces para convencerme de cualquier cosa con solo pedírmelo?

-Llámalo tener razón, llámalo X.

-Todo esto se está volviendo muy extraño, yo tampoco entiendo nada… Lo de la carta de “John”, lo de la caja esa, que si el hermano de William en realidad tiene nuestra edad…

-¿¡¿¡Quuuuuuuuuueeeeeeeeeeeeé?!?!

-Él… quería contártelo, por eso quiere que vayamos mañana. 

-¡Esto es increíble Jonathan! Esto ha dejado de ser el mundo real ¿Es eso? Dime que en realidad es una pesadilla y que, en realidad, estoy en coma o algo…

Su cara me dejó bien claro que no había ni un ápice de posibilidad de que estuviera soñando.

-Laia, desde siempre conviven la magia y la gente “normal” juntas… solo que no te das cuenta hasta que estás dentro…

-Quiero irme a mi casa, quiero despertarme y que mi madre me prepare el desayuno. Volver al aburrimiento que era el instituto. Yo debería estar estudiando… eso es lo único que se me daba bien… no esto…

-¿Laia? ¿Estás bien?

-No

Me volví a despertar en el hotel. Imaginarme cómo llegué allí fue una imagen que ninguna cabeza debería imaginar, no es que me importe imaginarme a Jonathan llevándome en brazos cual caballero de la edad media… Me importa imaginar las caras de la gente que nos pasaría por al lado.

Decidí incorporarme. La habitación estaba vacía. Ni rastro de Jonathan ni en el baño ni en el balcón.  No estaba segura de qué hacer. Quería salir pero ¿y si volvía Jonathan? Miré la hora, aun no era ni la hora de comer. Realmente tenía muchas ganas de salir, así que salí.  Me puse a andar sin rumbo fijo. Me puse a pensar. Esta historia estaba siendo demasiado rara, igual acababa siendo como esas series  que acaban pero nunca nadie sabe el final.

Andando por alguna parte de Huntington Beach me encontré con la que probablemente sería la persona más vieja del lugar, aunque Jonathan dijera lo contrario. El señor Nicholas Lemarks estaba sentado en un banco como si supiera que yo iba a pasar por allí… como si me estuviera esperando para contarme todo lo que quería saber.

1 comentario:

  1. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH dios mio!! hahah que lío cada vez le metes más y más cosas! e.e pero me gusta, me gusta por donde estás lelvando la historia aunque el problema es ese, que cada vez metes más cosas y solucionas menos u.u

    El caso, me ha encantaaaaaaado completly la parte del beso con jonathan ;) super bonita!´
    "-Te dije que no podías solucionar todo con abrazarme…

    -Lo sé… Por eso te he besado. ¿Ha funcionado?" :'D

    y bueno otra sorpresa más!el hermano de william, el de la heladería tiene vuestra edad?!?! hola?! xDDD

    y luego se despierta, así sin más en... el hotel y jonathan no está pero está lemarks... corrigeme si me equivoco, lemarks es el padre? el psicologo ese malvado?

    Bueno espero que en el proximo capi no nos lies aun mas! hahaha o sí! lianos pero deslianos tambien lo anterior! te he liado eh? hahaha
    ~MArina~

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