Feliz cumple amore...
Creo que pasé en esa bañera sólo un minuto, pero se me hizo eterno… tiendo a hacer que los momentos parezcan más largos de lo que realmente son.
Me ponía realmente nerviosa no oír nada. Jonathan ya no hablaba, de hecho, dejó la conversación a medias y ¿William? Tampoco decía nada. Llegó un momento en que mi paciencia alcanzó su límite y salí. Abrí la puerta no muy segura de lo que podía encontrar. Pero no encontré nada. No estaban ni Jonathan ni William y no se oía nada en la casa como para decir que estuvieran peleando en otra parte de la casa.
No sé por qué pero salí corriendo de mi casa y cogí el primer bus que llevaba a casa de William. Si no estaban en mi casa podrían estar allí y sino… Nada, no se me ocurría nada mejor. Bajé del autobús a 4 calles de su casa. Otra vez empezó a nevar. Realmente tenía un objetivo y quería conseguirlo. Llegué a su casa, pero no había forma posible de entrar sin llamar. Llamé al timbre, nada perdía por probar, y, a pesar de todo, Isabel abrió la puerta.
-En el sótano
Bajé las escaleras corriendo y allí estaban. Jonathan estaba inconsciente encima de una camilla y William se preparaba para… ¿Operar? Yo no pude evitarlo y me tiré encima de William con toda mi rabia contenida y la violencia que salió de partes desconocidas tirándolo al suelo Muy a mi pesar me levantó del suelo sin esfuerzo aparente y m e sentó de golpe en una silla.
-¿Quieres que se lo quite no? Pues tiene que ser rápido porque no se cuanto tiempo tengo- William empezaba asustarme ¿Tiempo? ¿Para qué? ¿Era por Jonathan o era por él?- Quédate ahí quietecita y no molestes.
Realmente no me moví. Lo vi mientras abría a Jonathan y trabajaba con él. No fue una experiencia agradable en absoluto. Jonathan sangraba, Isabel iba y venía ayudando a William y éste no sacaba las manos de Jonathan por mucho que sangrara. Pasó una hora, esta vez de reloj, hasta que William se lavó las manos y se acercó a mí.
-Ya está, creo que funcionará, pero no sé cuánto tiempo, tú si ves el reflejo de Jonathan corre. Si le da otro ataque tardará 3 días en volver, pero volverá. Quedaros en Barcelona 2 semanas más o así por si acaso le vuelve a dar, aunque no debería.
-Pero William…- Yo aún estaba arrinconada en la silla tal y como él me había dejado, muerta de miedo además- Antes no, ahora sí… No lo entiendo, ¿Qué te pasa? ¿Tienes doble personalidad o algo?
-No exactamente, ahora Isabel os llevará a tu casa, no salgáis en, al menos, dos semanas.
-Pero…
-¡Nada de peros Laia, salid de aquí que no queda tiempo!
-¿Y cómo voy a reconocer al William que me ayudará?
-Eso, Laia, no lo sabemos ni tú ni yo…
Diciendo esto abrió una puerta y se fue por ella. Isabel apareció por las escaleras con un hombre, aunque más que un hombre era un gorila. El hombre cogió a Jonathan y empezó a subir. Isabel y yo les seguimos. Al subir al coche me asaltaron las dudas. ¿Qué significaba “no exactamente”? No entendía qué le pasaba y, por lo que parecía, él tampoco.
-Isabel…
Ella levantó la vista de su Ipad y me miró como si que yo le hablara no entrara en sus planes.
-¿De qué conoces a William?
-Pueees… Es una larga historia
-Todos ponéis la misma excusa, pero a ninguno se os ocurre resumir.
-Si resumes, la historia pierde valor.
-¿Y sabes que le pasa?
Su mirada me dejó claro que no, bajó la cabeza y siguió en su Ipad dando por cerrada la conversación. Mujer de pocas palabras desde luego. Tenía que ser una historia muy bonita para que le dejara mangonearla de esa manera, pero algo me decía que nunca llegaría a saberla.
Llegamos a casa y dejaron a Jonathan en la cama de mis padres. Era increíble volver a verlo así, tan vulnerable, tan indefenso… Entonces caí en la cuenta de que no tenía ni la menos idea de cómo tenía que cuidar a Jonathan. Pensé en llamar a William pero algo me decía que mejor no hacerlo. Decidí esperar y ver cómo se desarrollaban los hechos. No era normal que yo tuviera que hacerme responsable de Jonathan, normalmente él cuidaba de mí, no al revés.
Mientras lo miraba dormir recordé la primera vez que abrió los ojos y hablamos. Un tipo de lo más raro, pero después… cambió, no sé.
Me entró la risa al recordarlo. Menuda situación más estúpida. Si alguien nos hubiera visto… Yo de los nervios y el tan tranquilo… Solté la carcajada sin más y, sin querer, lo desperté."-¿Por qué estás aquí?
-intento de suicidio y por unas estúpidas pruebas que no me dejan irme.
-curioso…
-¿qué te parece curioso exactamente?
-has intentado matarte, has sobrevivido y ahora miras la tele como si estuvieras aquí por un constipado… yo no podría, pienso que eres valiente y estúpida a la vez.
-oye, ¿quién te crees que eres?
- me llamo… Lo siento, no lo recuerdo
-¿por qué estás aquí?
-no lo sé, simplemente desperté aquí."
-¿Lai? ¿Qué ha pasado?
-No es el momento Jonathan, ¿Estás bien?
-Me siento raro, pero sí.
-Bien, pues sigue durmiendo, me voy a la cama de mi hermana…
-¡Laia!- Me giré extrañada, no solía llamarme así- quédate conmigo…
Me acosté a su lado, me sentía más tranquila con él. Respiraba lentamente. No pude evitarlo y apoyé la cabeza en su pecho para sentirlo respirar. Subiendo y bajando al ritmo de su respiración me quedé dormida.
Me despertó la luz que se metía por los huecos de la persiana, no podía volver a dormir así que puse la tele con el volumen muy bajito y me puse a hacer zapping, él despertó y dijo:
-¿Por qué estás aquí?