miércoles, 28 de julio de 2010

capitulo 12

-Creo que he hablado demasiado.


A pesar de su bronceado se notaba que se había ruborizado, ¿Cómo porras pretendía que me fuera a vivir con el después de soltarme ese bombazo? Tenía que cambiar de tema, no sé cuál de los dos estaba más rojo y no era el mejor momento.

-Pero seguirán buscándome, y en tu casa me encontraran en lo que tarde en devolverte tu ropa.

-No Laia, lo que quieren es tenerte controlada, no encerrada.

-Pero…

-Laia, ¡deja de buscarle peros! ¿Qué quieres? ¿Vagabundear por Londres durante unos días sin lugar donde dormir, sin baño, sin nada? ¿Cuánto crees que te duraría mi dinero? ¿Cuánto crees que tardaran en encontrarte y volver a dormirte para encerrarte? Esta vez no lo dejarían pasar, si hiciera falta te atarían a la cama. No es una buena idea ¿verdad?

No lo era, tenía razón, era mi mejor opción. Lo mirara desde lo mirara, era la mejor opción

-no empiezas a tener sueño Laia?

-Sí, no sé porque

-No iban a tardar mucho…

-vale, voy contigo, pero solo por un tiempo… corto

-vale, ven

Se levantó, estaba satisfecho por haber conseguido lo que quería, yo dudaba de que alguna vez no lo consiguiera. Le seguí, notaba el sueño y, tras un bostezo, le dije:

-Sabes que tarde o temprano tendrás que decirme tu nombre ¿no?

-Espero que sea muy tarde. No creo que nadie que quiera a su hijo sea capaz de ponerle un nombre como el mío, le pregunté a mi madre si me odiaban o algo, pero dijo que era por un tío mío… era pirata ¿sabes?- y por lo bajo añadió- igual le odiaban a él

-Eso solo aumenta mi curiosidad

-creo que mejor me callo, hoy soy yo el que la caga cada dos por tres, estarás contenta.

-Pues… no demasiado- me pesaban los ojos, se me cerraban e iba a caer dormida en el siguiente pestañeo-¿y tu casa está muy lejos?

-Nope- se paró en seco, lo que, unido a mi lenta reacción, hizo que me chocara- hemos llegado

Enfrente nuestro se abrió una puerta de, al menos, 3 metros de alto, que llevaba a un jardín enorme, olía a césped recién cortado, desde la puerta había un camino de piedra que llevaba hasta la casa, rectifico, hasta la grandísima mansión, donde vivía Jonathan.

Creo que aquel espectáculo me despertó, no podía cerrar los ojos y, para ser sinceros, tampoco la boca.


-Vamos Laia, no te quedes ahí- el ya estaba a mitad de camino- y cierra la boca que te van a entrar moscas.

Comencé a andar mirando a mi alrededor, no lo podía creer ¿cómo podía haber semejante mansión en el centro de Londres?

Jonathan me esperó en la puerta hasta que llegué, allí un señor mayor cogió mis cosas y se las llevó.

-Es Gerald, el mayordomo, tranquila, se ha llevado tus cosas a tu habitación.

Yo seguía flipando. Esa casa era de película: Largas escaleras llevaban al piso de arriba, habitaciones a los dos lados del recibidor y pasillos detrás de los dos lados de las escaleras.

-¡Hijo!- Una mujer de belleza indudable bajaba las escaleras, estaba claro a quién había salido Jonathan- Oh! Tú debes de ser Laia, bienvenida, soy Harriet, madre del aquí presente-señalo a Jonathan con la cabeza- Enséñale la casa muchacho, ¡no te quedes ahí parado!

-a ello me disponía cuando llegaste mamá.

-pues nada, os dejo tranquilos- y desapareció por uno de los pasillos.

Jonathan me empezó a enseñar la casa. Montones de puertas y cuadros, eso era lo único que recordaba de cada pasillo. Dudaba en encontrar el baño cuando lo necesitara.

-Tranquila Lai, hay otro al lado de tu habitación- estaba feliz- y… puedes hablar, nadie va a cortarte la lengua en cuanto abras la boca.

-me dijiste que me entrarían moscas-la cara con la que me miró fue indescriptible, supongo que era en plan “corta el rollo”- ¿Estás seguro de que solo os sobra una habitación?

-Si- una sonrisa le iluminó la cara- tienes que tener en cuenta que toda la gente que trabaja aquí vive aquí y luego está Elisabeth.

-Quien es Elisabeth?

-Yo soy Elisabeth.

A mi espalda sonó una voz fina, elegante y, me atrevo a decir que, algo pija. Me di la vuelta y vi a una niña de 12-14 años, rubia platino y ojos azul cielo.

-Laia, Elisabeth, mi hermana… como ves ella tiene un nombre normal.

-hola- no sabía que decir

-¿os puedo acompañar a su habitación?

Jonathan me miró buscando mi aprobación, yo miré a la niña y asentí. Volvimos a andar, aunque no mucho, vi otro baño y en la puerta de enfrente estaba mi habitación. No pude evitar sorprenderme otra vez, estaba claro que lo tenían todo planeado, encima de la cama estaba mi bolsa, pero en la habitación estaban todas las cosas que había perdido en el viaje Barcelona-Londres.

Era enorme, tenía balcón y dos ventanas, era redonda, era alucinante.


-¿Te gusta Lai?

No podía responder, no podía salir de mi asombro, era la habitación que no puedes ni soñar, simplemente perfecta.

Entré despacio, observando cada detalle. Me senté en la cama, eso la hacía más perfecta. Una cama. No me dio tiempo a acostarme, simplemente me dormí.

1 comentario:

  1. Que oportuna xD nada más tocar la cama, ale, a dormir xD Eso no ha estado bien... Y bueno en cuanto a lo de la casa, supongo qeu Mel y Laia compartieron experiencia, además creo que Elisabeth le iría muy bien a Jake si no fuera por motivos evidentes =P
    Supongo que me gustaría la situación si no fuera porque es demasiado perfecta y ya sabes lo qeu odio las cosas perefectas u.u (notese la ironia) en cualquier caso algo me dice que no durara demasiado esto o si?
    despejame la duda.
    ~Marina~

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